Israel, la llegada


En julio de 2002 la embajada de Israel en Chile me invitó a conocer la economía de ese lejano país en el Medio Oriente. Fueron 13 días de una experiencia que suelo recordar muy seguido por lo que aprendí y viví. Desde el minuto en que llegue al aeropuerto de Hamburgo en Alemania para tomar el vuelo de El-Al, la línea aérea israelí, el viaje fue diferente a cualquier otro que he efectuado.
Fueron tres horas las que me tomó en un ala especial del aeropuerto el chequeo para entrar al avión. Tres horas que en ese momento, fue antes del atentado a las Torres Gemelas, no entendía. No sólo me hicieron sacar los zapatos y correas sino que inspeccionaron la maleta que embarque en Santiago y creía recién iba a ver en Tel Avit. Pero no fue lo único que tuve que enfrentar en este chequeo. Antes de salir de El Diario pedí un pequeño computador que no habían utilizado hace meses por lo que no tenía batería y no prendía. Lo que me preguntaban era porque llevaba un computadora sin batería, no bastó con que los pasaran por las maquinas de rayos X sino que se lo llevaron a no se que salón para inspeccionarlo. Lamentablemente no había un enchufe como el que usamos en Chile sino que eran de otras medidas. Así sin poder prenderlo aumentaba el desconcierto de los agentes israelíes. Estaba nervioso tanto que en algún momento pensé que lo dejararían en Alemania. Fue en ese minuto que encontré un bendito enchufe que me permitió prender el ya famoso computador. Tras ver que efectivamente funcionaba me autorizaron a embarca. Pero la experiencia del avión no termina ahí. Porque una vez que ya estaba en el avión, uno de los agentes que había estado en el chequeo también se embarcó, puede ser casualidad, pero se sentó detrás de mi asiento. Ya con el avión en movimiento me asomé por la ventanilla y vi una tanqueta militar que acompañó al avión durante todo el carreteo en la pista, incluso avanzó con el avión hasta que este emprendió la velocidad e inició el viaje. Hoy cuando me cuentan que al viajar a Estados Unidos la seguridad se ha multiplicado entiendo muy bien lo que puede llegara a pasar uno en un chequeo de embarque.
Pero eso es sólo parte de la historia porque lo vivido en 13 días en todo Israel es hermoso y lo recuerdo siempre...

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