La Moneda en llamas...


Repudio e indignación. Esos son el mejor calificativo a lo que sucedió ayer 10 de septiembre durante la marcha conmemorativa por los 33 años del golpe militar de 1973.
Ver las imágenes del Palacio de La Moneda nuevamente en llamas no puede causar más que tristeza. Una tristeza que ya no marca las divisiones de ese pasado aún tan vivo porque muchos de os que hoy particpan de los desordenes y desmanes no les importa que hayan habido detenidos desaparecidos o que el cuerpo de un presidente de la Nación haya salido por esa pequeña puerta de Morandé 80. Nada les interesa, son jóvenes que no había nacido en 1973 e incluso ni vivieron las protestas de los ochenta. Son jóvenes desencantados con la actual estructura de la sociedad y que no conocen los límites de la democracia. Lo que sí estoy seguro es que esos límites debe imponerlos la justicia porque nada justifica un accionar violento cuando lo que se recuerda son aquellos que ya no están.

Comentarios

nadie dijo…
tengo una extensa y un poco latera teoría acerca de esto, pero no comparto completamente lo que la prensa ha instalado como imagen de los movimientos juveniles. El momento en que se realizó me parece claramente una afrenta a los familiares. Sin embargo, creo que existe un discurso invisibilizado que es interesante detenerse a mirar, uno que no corresponde a lo que se ha llamado la "izquierda extraparlamentaria" ya que esta última si pudiera ser parlamentaria lo sería. Hablo de organizaciones que al menos merecerían un tiempo de reflexión algo menos estereotipado. No sé. Como siempre los momentos de debate público y análisis político en serio se vuelven slogans de los canales de tv y la prensa escrita. Aburre. Ivan Valenzuela y Carolina Urrejola aburren. Otro día con más tiempo comento de manera más coherente.
Saludos

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