Temuco, hermosos recuerdos


Se acerca el verano y no dejo de pensar en esas largas vacaciones de mi infancia. Desde que salíamos a comienzos de enero desde Estación Central en donde de pequeño me pasaba por las ventanas para que junto a mis primos ocupáramos asientos que nos permitieran ir juntos en los últimos carros del Tren que iba a Puerto Montt y en el que nos tomaría casi un día completo llega a la estación de Temuco. Años más tarde, ocupando los mismos carros demorábamos la mitad es decir unas doce horas en el expreso de La Frontera.
Si hay algo hermoso que recuerdo de esos viajes la llegada a la estación de Temuco. Después de viajar toda la noche, el amanecer fundía su tenue luz con el rocío de la mañana. En medio de ese viento helado, nosotros los niños asomados por la ventana veíamos como el tren a petróleo iba tirando los carros a lo largo de la vía. Al ingresar a Temuco el bocinazo de la máquina indicaba nuestra llegada, y el tren zigzagueaba tomando la curva al entrar a la estación. Eso permitía ver todo el tren que era absorbido por la estación. Era el inicio de mis largas vacaciones...

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