Ladrón boludo o boludo ladrón


Son cerca de las 10 de la mañana y he caminado a la avenida Bilbao por la calle Jorge Matte en la comuna de Providencia desde el colegio de mis hijos hasta el paradero del bus que me llevará al centro.
Al correr de los minutos se ve venir desde el oriente un “enchulado” (antiguo bus amarillo pintado con los colores blanco y verde) transporte.
El semáforo está con luz roja por lo que obligadamente el bus tuvo que parar. Subo y en el pasillo van varias personas de pie. Al pasar hacia el fondo debo pedir permiso a un señor de unos 50 años, con pelo blanco -que ya comienza a tomar una tonalidad amarillenta- peinado hacia a tras, a la gomina como decía mi abuela, que mirando hacia atrás interrumpía la pasada con un gran bolso negro. Al pasar por su lado en su amplia amarillenta sonrisa quedaba reflejado años de cigarrillos. Un personaje que me recordó a Pepe Cortisona el rival de Condorito que pretendía siempre a Yayita.
Con un gran vozarrón que inmediatamente recordaba su origen trasandino, este personaje promocionaba “la mejor música en CD y DVD a mil”. Uno tras otro asiento iba ofreciendo su cartera de artistas. Hasta que llegó casi al final del bus, en donde yo ya sentado lo veía como seguía sonriendo en cada venta que lograba. “¿Chayanne? Sí en tres versiones más el concierto en vivo en DVD” le respondía a una joven de pelo oscuro que vestía artesanalmente... momento en que fue interrumpido por otro señor de mediana edad que iba en el asiento frente a su potencial cliente: “lo que usted hace se llama robar”, le enrostró.
La sonrisa de “don Pepe” cambió abruptamente… “¿Robar yo? Los que roban son las disqueras con los precios que cobran y no permiten que el pueblo pueda comprar…” nuevamente fue increpado por el señor que vestía jeans hasta el ombligo y una polera de cuello verde… “Usted me está robando a mi que soy músico y que por inescrupulosos como usted perdemos nuestros derechos de autor”, dijo.
A esa altura todos mirábamos este intercambio de opiniones. “Lo que yo hago es ganarme la vida como cualquier trabajador y dar la satisfacción que la gente con menos recursos pueda escuchar la música que le gusta”, decía “don Pepe”. “pero me estai robardo”, repetía el artista. Dado que el tono subía don Pepe no quiso seguir discutiendo y aprovecho que el bus estaba parado y con su puerta abierta para bajar sin antes despedirse con “eres un boludo”.
Cuando pensé que la discusión había terminado se escucho la voz de la mujer que había preguntado por Chayanne. “El lo que hace es ganarse la vida como mucha gente pobre…además con lo que cuestan los Cd originales”, decía a su compañero de asiento.
“No diga tonteras señora mire que lo que hacia este señor era robar”, contestaba el músico cuando ya alcanzábamos avenida Vicuña Mackenna.
“Yo soy profesora y he trabajado en colegios de poblaciones de bajos ingresos y la única forma que los niños tienen de escuchar algo de música es con Cd piratas. Como se van a poder pagara 10 o 15 mil pesos por un CD original cuando lo peuden comprar a 1.000 pesos… Yo fui a hacer un doctorado al extranjero y allá la música es más barata…”, decía tirando sus galardones académicos.
El músico insistía “es un robo lo que hace y nos perjudica a todos los que nos dedicamos a esto”. Así se fueron discutiendo hasta que me bajé en San Diego.
De acuerdo a los datos proporcionados por la International Federation of Phonographic Industries en Chile anualmente la industria discográfica deja de percibir alrededor de US$ 40 millones.
Del valor total de un disco, el 44% va a la cadena de distribución, el 16% corresponde a impuestos y el 40% restante es el costo de producción y los derechos del autor y el artista.
El negocio de la piratería en Chile mueve más de US$ 200 millones al año, entre libros, música, películas y programas computacionales falsificados.

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