Charqui, mi mascota.
Llegó a la familia un día cualquiera. Nadie lo esperaba. Su llegada la definió un trozo de pastel de colación escolar que mi hijo mayor le dio al bajar del bus que lo traía del colegio.
Bastó ese pedazo de alimento para que ese perro, un quiltro cafe oscuro, flaco, sin una parte importante de su dentadura, que cuando corre lo hace en tres patas porque al parecer fue atropellado en algún momento, que le falta su cola (alguien se la tiene que haber cortado cuando joven), con la oreja rajada y con una parte de su piel pelada llegara hasta la puerta de nuestro hogar y se quedara esperando a mi hijo en la calle ese día.
Ahí se quedó tranquilo esperando y ladrando y pelando con los perros que pasaban acompañando a sus amos en el paseo diario. Mi hijo al verlo le dio comida. Pero ¿cómo tener un perro tan feo además que tenemos dos gatas como mascotas?
Ya que no lo queríamos y no había caso que se fuera, lo tomé en el auto y lo fui a dejar donde lo encontró mi hijo. Si tiene dueño sabrá volver a su casa, dije.
Pasaron cinco o seis horas y al salir ahí estaba de nuevo. Esperando al lado fuera de la casa. Tres días y ahí estaba. Lo tomé de nuevo y en la mañana lo fui a dejar a 10 o 15 cuadras de la casa, muy lejos y me fui a casa de mis papas. Al volver en la noche ahí estaba de nuevo. El perro porfiado.
Días después me llegó un carta del administrador del condominio porque algunos vecinos habían reclamado por "mi" mascota que estaba en la calle. ¿Pero si no es mi perro? Ese día dije este animal lo han rechazado desde que nació así que perro feo entra a casa y te quedarás con nosotros por porfiado.
Se hacia parte de la familia. Así que sin un nombre había que ponerle uno y justo ese fin de semana vinieron unos sobrinos y dijeron que era muy feo y parecía que lo habían "charqueado" (termino popular que hace referencia a una carne seca que se vende en bolsas individuales en el sur) así que dijimos entonces este es el Charqui. Y ahí está hoy vacunado y desparacitado (aunque la niña que lo hizo no lo quería hacer porque le daba miedo meterle la pastilla así que lo hice yo) y ella misma dijo que tenía como 12 años o más. Así que es un perro feliz que morirá con un hogar.
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