Quito, Ecuador, una bella ciudad que me recordó a Valparaíso por sus cerros


Aprender a manejar un vehículo en Quito debe ser todo un desafío. Sus calles se mueven al ritmo de la Cordillera de los Andes.

Pero también tiene inconvenientes. Imaginemos sus tacos en sus calles estrechas. La ciudad es una larga franja que recorre el escaso valle que dejan las montañas.

Una bella ciudad. Su parte central ha logrado conservar lo antiguo. Sus edificaciones, iglesias y palacios de gobierno nos remontar a una época colonial de auge de lo que fuera el virreinato de Nueva Granada.

Tuve la suerte de estar algunos días en esta ciudad. Fue en diciembre de 2014, el único viaje al exterior que he realizado hasta hoy en mi actual trabajo. Me tocó participar en el Séptimo Foro Latinoamericano de Portavoces de Ministerios de Hacienda y Bancos Centrales que organizó el Banco Mundial. Una muy buena experiencia en el ámbito profesional como cultural.
Algo hermoso fue el colorido del casco histórico. La bandera de la ciudad azul y del país se puede ver en esos balcones señoriales. Sus iglesias son hermosas, aunque en muchas te cobran para entrar.

Uno de los hitos hermosos que vivimos los que participamos en el encentro fue al visitar la Iglesia de San Francisco. En las escaleras que unen su plaza con la iglesia estaba una señora ya mayor que nos saludó con una gran sonrisa. Nos e como fue que terminamos muchos sentados en las escaleras escuchando la historia de como se construyó esa hermosa obra arquitectónica. La leyenda cuenta, nos decía la señora el indio Cantuña se comprometió a construir el atrio del templo en un plazo que no cumpliría. Cuando vio que no lo lograría y apesadumbrado se le apareció el diablo con quien pactó que a cambio de su alma le ayudara a terminar la obra en un día. Si lo hacía el alma sería de él. Lo diablillos comenzaron el trabajo de construcción. Avanzada la obra Cantuña, sin que los diablillos se dieran cuenta, sacó una piedra de uno de los muros. Cuando en la mañana vino el diablo a cobrar su alma, la obra quedó "sin terminar". Y eso anuló el trato.

La señora nos muestra el lugar donde falta esa piedra. Fue un momento maravilloso.


Luego recorriendo el centro de la ciudad pasaron varias "chivas parranderas" unos autobuses adaptado para pasear alegremente por la ciudad.



Es hermosa la ciudad y bien se ganó que la Unesco la declarara  Patrimonio de la Humanidad en 1978.


Una de las atracciones es la estatua de la virgen en el cerro Panecillo. Esta obra está compuesta por siete mil placas de aluminio. Desde sus 3.000 metros uno ve la ciudad como un todo.

En el centro de la ciudad se encuentra el Palacio de Carondelet, que es la casa presidencial, de la República de Ecuador. Una hermosa edificación colonial con grandes jardines interiores y balcones que dan a la plaza grande o de la Independencia. Fue conocido durante la colonia española como Palacio Real de Quito pues era la sede de la Real Audiencia y de la gobernación civil y militar de la región.





En otro extremo de la ciudad está la Basílica del Voto Nacional, un edificio parecido según los entendidos a la Catedral de San Patricio en Nueva York o la Catedral de Notre Dame en París.


Pero Quito es conocido por ser el ombligo del mundo. Y uno de los atractivos es ir al punto 0°. Ahí se encuentra un monumento que marca el hito, aunque metros más allá hay otro punto que dice que es el original y en el que se hace la prueba del huevo y del agua que se va en un punto por la derecha y en en otro por la izquierda. 



Hermoso viaje y muy recomendable.

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